viernes, 23 de marzo de 2012

Doña Cursos Cursitos




Doña cursos cursitos no paraba nunca; andaba siempre de aquí para allá,  de curso en curso, de oca en oca. Sonriente… salía de trabajar corriendo como una loca directa a la academia, al centro de enseñanza, al curso de música barroca.

- ¿A dónde vas tan corriendo doña cursitos?
- A un cursillo, respondía alegre.
- ¿Y de que es el cursillo?
- De cómo tocar el organillo.

Doña cursos, cursitos era una toda campeona; hoy Kayak polo, mañana full contac, al otro Water polo. No había terminado un curso y ya, rápidamente se apuntaba a otro.
¿Cursillo de risoterapia? Allá que se apuntaba. ¿Cursillo de Música alternativa? Allá que iba. ¿Taller de biodanza? Pues para mover la panza ¿Taller de deportes alternativos? Pues para mover el ombligo comiendo higos..

Doña cursos cursitos ayudaba a todo el mundo. Si a Don Facundo veía triste no tardaba ni un segundo en aplicar su  terapia. Si a alguien veía con rabia aplicaba psicoterapia.
Doña cursos cursitos es una campeona, doña cursos cursitos es una gran persona.

Colaboración del Duende Horchatero

miércoles, 7 de marzo de 2012

Las vocales

La U, (¡Uuuuuuuh!) se ha enfadado, no dice ni con quién ni por qué.  Se ha cerrado en banda y no quiere decir ni "mu". Se teme que miles de vacas puedan quedar mudas.
La O, nuestra blandita y tierna O, hace unas semanas ingresó en una clínica de adelgazamiento, quería ser delgada y esbelta. Allí conoció a un 0 (cero) grande, gordo, orondo... Con nocturnidad y alevosía se fugaron a los dos días de la clínica. Han sido padres de unos preciosos gemelos siameses a los que bautizarán con el nombre de 8 (Ocho).
La I tenía un concepto tan alto de sí misma que cuando el presentador de La Gala "La frase del Día" dijo: VINI, VIDI, VINCI. Nuestra I, tan inculta como bella, creyó que las frases célebres solo la contenían a ella.
La E está enamorada de la A, !Eaa¡ Y la A... nada, pero que nada de nada, de nada... Se ha proclamado campeona olímpica de natación.

lunes, 13 de febrero de 2012

Melanie

Hoy como todas las mañanas he cogido el metro para venir a trabajar. En una de las estaciones, no sé muy bien cuál, quizá Carpetana se ha montado Melanie, una niña preciosa: ojos rasgados y negros como el carbón, la piel morena y el pelo prieto lacio. Preciosa, ya digo.
Hemos entablado conversación, porque me encanta hablar con los niños, me dicen más con sus historias increíbles que mil adultos con datos científicos. Me ha dibujado en el cuaderno la letra H y la CH, les ha puesto cara y pelo, las ha vestido y les ha calzado unos zapatos diferentes a cada una: esta lleva cordones, esta puntitos, esta... No ha dudado en ningún momento, las conocía muy bien, eran amigas, salían en su libro de las letras. Luego me ha dibujado a mi, me ha puesto pelo largo, he quedado guapa. Me imagino que mi alma sea así, unos trazos de niña de 5 años, feliz.
Le he dicho a Melanie que pintaba muy bien, ¿vas a ser pintora de mayor? Ella ha negado con su cabecita, y sus dos coletas han aleteado cual mariposas en el vagón y este se ha llenado de colores. Melanie me ha dicho que va ser médico y entonces yo muy ilusionada, me he ofrecido como paciente: Cuando sea viejecita iré a tu consulta... pero ¿te acordarás de mí?. Melanie ha perdido la mirada y con sinceridad ha contestado: No lo sé.
Cuando yo sea viejecita, ireá a la consulta del médico, me recibirá una guapa doctora joven, preciosa, de ojos rasgados y negros como el carbón, la piel morena y el pelo prieto lacio. Preciosa, ya digo. Leeré en la bata blanca bordado su nombre: Melanie. Inmediatamente reconoceré a la niña con la que compartí unos minutos mágicos en un trayecto en metro y para que ella recuerde sacaré unos papeles amarilleados por el tiempo y le mostraré los dibujos que hay en ellos. Ella sonreirá reviviendo aquel instante y ambas regresaremos a aquel vagón y volverá a dibujarme en mi cuaderno las mismas letras, otras letras..

Dña Teresita y el Sr. Taponotto


 Dña Teresita salió corriendo de casa muy pero que muy enfadada, había recibido una carta con un muñeco, ¡bueno, si se podia llamar muñeco a esa, a esa...cosa amarilla de tela de bayeta! Al pensar en la palabra bayeta, Dña Teresita sufrió un escalofrío.
-¡Qué horror!¡Qué mal gusto!
Iba tan absorta en esos pensamientos  horribles  y tan indignada por el regalo recibido, que no reparó en un conejo enano que paseaba tranquilamente por la calle haciendo fotos, y chocó con él. Ambos cayeron al suelo:
-¡Ay, qué susto!- dijo el conejo enano
-¡Ay, mi culo!- dijo Dña. Teresita
-Niña, debes mirar por donde vas, e ir con más cuidado- le dijo el conejo enano
-¡Uy, lo siento mucho!- se disculpó Dña Teresita- Es que voy indignada
-Bueno, bueno...-le contestó el conejo y se quedó pensando- eso es una cosa muy seria e importante y que merece que nos presentemos para hablar sobre ello- y componiéndose el traje, se sacudió el polvo y haciendo una reverencia se presentó- Soy el Sr. Taponotto, del Japón y soy cocinero jefe del Restaurante La Madriguera del Sushi Notto.
-Soy Dña Teresita, doctora jefe del Hospital de Peluches y Muñecas /os (lease barra "os")
El Sr. Taponotto pidió que le explicara qué quería decir>, y dña Teresita le contó todo el calvario que habían sufrido con el Ministerio de Igualdad, que estuvieron a punto de cerrar el Hospital por no contar con el masculino plural:
-Pero por "peluchas" ya no pasé, Sr Taponoto, era demasiado.
El Sr. Taponoto apuntó todo esto en su libreta por si le era de utilidad en alguna ocasión.
Después de saludarse estrechándose la mano, el Sr. Taponotto invitó a Dña. Teresita a tomar un té en su humilde restaurante de la calle Maravillas.
-Cuénteme el caso, Dña. Teresita,- insistió el Sr. Taponotto- no podemos dejarla a usted que viva indignada. Soy todo orejas- y sus dos grandes orejotas se pusiern a la escucha
Dña. teresita dió un sorbo a su té y mordió una exquisita galleta de chocolate y comenzó diciendo.
-Yo tengo un tío en Madrid, ¿sabe usted?- el Sr. Taponotto asentía- Este tío mío está casado con mi tía, una señora muy infantil, en el mejor sentido de la palabra.
-Vaya al grano, Dña Teresita-
-Bueno, pues este tío mío es inventor y ha inventado el muñeco Baye Tino.
-Baye ¿qué!
-BA-YE-TI-NO
-¡Aaaaaaaaah!- La boca del Sr Taponotto se abrió de par en par dejando ver una dentadura perfecta.
-Y me lo ha enviado por carta, ¿no es indignante?
El Sr Taponotto, después de reflexionar un rato y no ver lo indignante del caso, pidió ver al muñeco en cuestión. Pidió ver a Baye Tino.
Así pues se citaron para el día siguiente en casa de Dña Teresita, a las cinco de la tarde, hora en la que el Sr Taponotto tenía costumbre de tomar el té.
El Sr. Taponotto llamó a la puerta de Dña. Teresita a las cuatro y cincuentainueve minutos y a las cinco en punto comenzaron a tomar el té, ya que su abuela, una coneja enana inglesa, se lo había inculcado desde niño.
-Exquisito- dijo el Sr. Tponotto después de terminar su merienda- Ahora enseñeme a Baye Tino
Dña Teresita acercó un sobre marrón acolchado por dentro y de él extrajo un muñeco amarillo como de tela de bayeta. Lo primero que hizo el Sr Taponotto fue arreglarle el traje a Baye Tino, devolviéndole así parte de su dignidad, perdidia con tanta arruga,  después lo saludó cortésmente:
-Buenas tardes, Sr Baye Tino
-Good afternoon, - contestó el otro- veo que están tomando "a cup of tea".
-Oh, es usted inglés- comentó el Sr. Taponotto- Permítame presentarme, soy el Sr Taponotto, cocinero jefe del Restaurante La madriguera del Sushi Notto
-Es un placer. Yo soy Mr. Baye Tino, my friends.
A Dña Teresita se le quitó la indignación de un plumazo, hasta  se sintió algo tonta por ese sentimiento.
-Yo me dedico a limpiar-continuó Mr Baye Tino- Ayudo a los children, si se cae la leche, con solo una pasadita la recojo sin dejar rastro, si se cae agua igualmente absorbo el líquido sin problema, y cuando estoy sucio, solo hay que meterme en la lavadora. Y si no se cae nada pues se puede jugar conmigo y darme besos, que es very nice, y a nadie le amarga un achuchón seas príncipe o mendigo, de bayeta o de fieltro. Do you understand me, lady?- eso de lady iba por Dña Teresita, que cada vez estaba más abochornada por su comportamiento.
Fijándose bien en Mr. Baye Tino, era un muñeco simpático y muy trabajador, servía para todo.
Y qué más daba si era de bayeta en lugar de fieltro y si venía en un sobre en lugar de una caja de cartón con muchos accesorios.
Los tres terminaron de tomar su merienda y Dña Teresita ofreció a sus invitados una servilleta para limpiarse. Al día siguiente Dña Tereresita escribió a su tío:
"Querido Tío:
Aquí te envío esta servilleta que espero sepas emplear como se merece, ya que Mr Baye Tino, cuando fue a limpiarse la boca con ella quedó prendado de esta joya textil a cuadros...etc, etc, etc...
Tu sobrina que te quiere mucho,
Dña Teresita"